Hatha Yoga Clásico
¿Qué es el Hatha Yoga Clásico?
El Hatha Yoga Clásico es el tipo de Yoga más conocido y practicado en occidente. Se trata de un sistema milenario muy elaborado de técnicas psicofísicas que incluyen: posturas corporales (asanas), llaves o cierres energéticos (bandhas), ejercicios de control respiratorio (pranayamas), gestos, posiciones con los brazos, manos y dedos (mudras), y técnicas de relajación profunda.
“Ha” significa Sol y “Tha” Luna. Ambas son energías de las fuerzas mentales y vitales que componen la unidad psicosomática del ser humano. Obtener el equilibrio entre estas dos fuerzas es el objetivo principal del Hatha Yoga. Su práctica actúa directamente sobre el cuerpo-mente purificando y dotándolo de la armonía y el equilibrio necesario para la consecución de un estado superior de consciencia.
En el Hatha Yoga Clásico no hay competición, no hay que impresionar ni demostrar nada, no hay fuerza, ni exigencia, Se basa en la adaptación y evolución de cada persona y en el respeto a su propio proceso. A medida que la práctica es constante y va evolucionando, se aprende a escuchar el cuerpo y las fuerzas que actúan sobre él. Se aprende a coordinar y sentir una postura como un todo que integra cuerpo, mente y espíritu. La postura, así, es “meditación”. La percepción consciente lleva al silencio: silencio del cuerpo, de la mente, del tiempo y del espacio.
En el Hatha Yoga Clásico no se trata de “hacer” una postura sino, más bien, de “dejar que se haga y sobre todo de sentir” desde dentro. Aparentemente es difícil de entender y vivenciar pero es, sin duda, el punto central de la esencia del Yoga. Cuando se consigue que conciencia, respiración y cuerpo se integren, la energía mental se llena de calma y fluye como el agua cristalina, la conciencia se aquieta y el ser impregna todo el cuerpo.
El Hatha Yoga Clásico se realiza a un ritmo lento, suave y sobre todo consciente. Durante la práctica hay tres acciones fundamentales que se combinan:
a. El trabajo adecuado con las posturas o asanas que actúan sobre todas las zonas del cuerpo alcanzando a todos los órganos y glándulas, a través de estiramientos, masajes y presiones. Al principio puede resultar una experiencia sólo física, pero a medida que se progresa se es más consciente de la energía vital. Y más allá, se llega a permanecer en contacto y unión con todo el ser, una verdadera meditación.
b. La respiración adecuada: existen numerosas formas de respirar. En cada técnica, en cada momento, en cada asana…hay un modo de respirar, hay que estar atentos y conscientes a la respiración. Respirar es vivir.
c. La relajación profunda que libera las tensiones del cuerpo y de la mente, y aporta, aumenta, distribuye y conserva la energía. Es el arte de parar y de sentirnos libre de juicios y prejuicios